La timidez de los árboles

La timidez botánica, también conocida como la timidez de los árboles, no es una bonita leyenda, sino ciencia. Quizá una de las historias más tiernas, pero también más interesantes, del mundo botánico.

Este es un fenómeno observado en algunas especies arbóreas, en el cual las copas de los árboles frondosos no se tocan entre sí, formando en la parte alta de los bosques, hermosos dibujos con los espacios o las brechas que dejan entre ellos, lo que les permite desarrollarse sin afectar al resto de individuos.

Este fenómeno ha sido discutido ampliamente por la comunidad científica desde 1920 y pese a ello no hay un consenso todavía que explique su mecanismo. Son varias las hipótesis que se barajan, entre ella la de la “alelopatía” es la que cuenta con mayor respaldo en la actualidad. Esta sugeriría que los árboles se comunicarían entre ellos mediante señales químicas, a través de unos compuestos químicos, llamados aleloquímicos, como un mecanismo de defensa contra dañinos agentes externos. Otras, como la hipótesis de los fotorreceptores, propone que sucede para que las plantas que crecen en los lugares más bajos reciban la luz necesaria para realizar la fotosíntesis.

Sea cual sea la explicación a este singular comportamiento evolutivo, no dejaremos de disfrutar en nuestros bosques de su belleza y pensar que quizá, la Naturaleza nos está dando una vez más una lección de respeto y convivencia.

Si algo he aprendido en mis paseos por el bosque, convertidos en un auténtico baño de bosque o simplemente en un paseo más pausado y consciente que los que nos llevan a recorrer más grandes distancias, es el placer de detenerme, escuchar el susurro de un arroyo, oler la hierba mojada, acariciar un tronco, notar sus texturas… Vamos a hablarte sobre ellos.

Juegos de texturas y tonos

Hay muchos y variados seres en el Reino vegetal, pero solo hay uno que ha conseguido alzarse sobre las demás especies, protegiendo su estructura interna de una manera tan sencilla y compleja a la vez. Ese es el árbol.

La corteza es el escudo protector que defiende a las plantas leñosas, como los árboles y los arbustos, de un buen número de factores externos; tales como inclemencias del tiempo, ataques de plagas y enfermedades, daños provocados por sus predadores naturales (entre ellos como no, el hombre), en ocasiones lo protege hasta de los efectos de los incendios.

A medida que va creciendo el diámetro de troncos y ramas, se van acomodando de dos maneras a las nuevas dimensiones, o bien se desprenden o bien se agrietan sin caer, respondiendo a la expansión.

Además del efecto protector, la Naturaleza se ha deleitado artísticamente en variar hasta el infinito, las texturas, tonos y colores de los troncos. Desde el terso blanco de los abedules, pasando por los tonos parduscos, escamosos y agrietados de los quercus, la variedad cromática de las diferentes especies de pinos, los suaves cojines de musgo sobre ellos, toda una paleta de colores y texturas en la que deleitarse.

Además de su belleza, juegan un papel importante para muchos de los animales que habitan sus bosques. Y si no que se lo digan a jabalíes y otros muchos ungulados que los usan como “rascaderas” o a las aves que los usan como vivienda o despensa.

Los baños de bosque son perfectos para parase y deleitarse con estos detalles. Plántate frente a un árbol, observa sus formas y colores, acaricia su tronco, ramas y hojas, deléitate con los aromas que desprenden y escucha el viento atravesando sus ramas y meciendo sus hojas.

Si tienes la oportunidad de experimentar lo que es un baño de bosque, aprenderás a apreciar detalles que de otra forma siempre nos pasan desapercibidos. Un fenómeno como la «timidez de los árboles» es algo que solo puedes apreciar bajando el ritmo de tu paseo, haciéndolo consciente.

Podrás encontrar más información sobre nuestro baños de bosque en este enlace. Que los disfrutes, solo o acompañado :).