Los colores de las flores

¿Sabías por qué las flores tienen diferentes colores?

Las plantas antecesoras de las que hoy conocemos fueron en algún momento solo verdes, y aun ahora, no todas las especies tienen flores coloreadas.

A lo largo del tiempo, las flores han desarrollado diferentes colores para asegurar su supervivencia. La explicación evolutiva de que las flores tengan pétalos coloreados es atraer a sus polinizadores. Por ejemplo, se sabe que, para las abejas, los colores más atractivos son el violeta, el azul, el blanco y el amarillo; mientras que para algunas aves como los colibríes, son los tonos rojos y anaranjados. Los polinizadores acaban relacionando ciertos colores con fuentes de alimento y buscarán ese tipo de flores específico siempre que necesiten abastecerse. Por el contrario, las plantas que no necesitan polinizadores suelen tener flores poco vistosas y sin colores. Así que estamos encantados de esa relación de dependencia que nos regala esa maravillosa combinación de colores cada primavera y verano.

A la planta le supone un enorme esfuerzo energético fabricar y acumular grandes cantidades de pigmentos, pero le merece la pena porque de ello depende su reproducción. No obstante, regulan su intensidad y saturación para ahorrar gasto de energía; así, las flores que crecen a ras de suelo solo producen color en la cara visible de los pétalos, mientras que las de tallo largo sí que producen color en ambas caras, para poder atraer a los polinizadores desde cualquier ángulo.

Los colores de las flores se deben a las moléculas de pigmentos que se acumulan en sus pétalos o en otras partes de la flor. Los pigmentos florales más extendidos en las diferentes especies son los flavonoides, que normalmente producen pigmentos de color azul y amarillo.

Tener flores coloreadas no es la única estrategia para atraer polinizadores, aunque sí, una de las más importantes. Por ejemplo, las orquídeas han evolucionado en sus formas hasta asemejarse, por ejemplo a insectos, a los que atraen desde lejos con sus llamativas formas y colores.

También es importante conocer, que el color que los humanos vemos en una flor no es el mismo que ve un insecto, ya que sus ojos son sensibles a longitudes de onda diferentes a las nuestras.

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