Chamineras y espantabrujas. Tradiciones y leyendas de Sobrarbe

Si te das una vuelta por los pueblos del Pirineo, de seguro llamará tu atención unos curiosos objetos que rematan muchas de las chimeneas o chamineras, como aquí se las conoce, y que terminan de engalanar las preciosas casas de piedra del Alto Aragón. El abanico abarca desde lo que parecen simples piedras, hasta las más elaboradas esculturas. Todo depende de la imaginación del artesano…

En esta parte del Pirineo aragonés, en la Comarca de Sobrarbe, uno de los tipos de chimenea más tradicional se conoce con el nombre de chimenea troncocónica o simplemente chaminera (en aragonés). En el interior del hogar aragonés o fogaril (este ya lo describiremos otro día porque da para mucha literatura) el interior de la chaminera es una campana que ocupa lo que sería el techo de la estancia. Como esta que podemos ver en el encantador fogaril de una de las casas rurales de Boltaña, la preciosa Casa Dieste.

Fotos de la web de la casa rural Casa Dieste de Boltaña (https://casadieste.es/)

El final de la chimenea por encima del tejado es cilíndrico o en tronco de cono, de ahí su nombre. Está construida en tosca (piedra caliza muy porosa y ligera) y se encuentra rematada mayoritariamente, con los descritos espantabrujas, también de tosca, que confieren a las chamineras, resistencia frente al viento.

Chimeneas en el municipio de Boltaña, la primera en el núcleo del Pueyo de Morcat, la segunda en el casco antiguo de Boltaña.

La función de estos llamativos elementos tiene su origen en las leyendas populares que nos hablan de brujas y malos espíritus… Cuando los habitantes de una casa se iban a dormir, cerraban puertas y ventanas, pero siempre quedaba un orificio en la casa que no podían proteger; este era el hueco de la chimenea. Así que se necesitaba de estos objetos para dar una función protectora al hogar, de ahí el nombre que se les dio, espantabrujas.

En origen, los espantabrujas eran piedras antropomorfas que tenían un agujero en su centro. Por este orificio atravesaba el viento que provocaba que el aire silbara al pasar, haciendo que brujas y seres de mal agüero salieran espantados y no entraran al hogar. Y hoy en día nos gastamos un dineral en alarmas del hogar, vaya…

De ahí evolucionaron hasta convertirse en verdaderas obras de arte. Los hay de todo tipo de figuras y usos, como:

Los que tienen una forma piramidal, como el de la fotografía siguiente, que recuerdan a la parte superior del gorro de una bruja. El mecanismo de actuación de este es muy simple. Si alguna bruja malvada o con ganas de liarla, se encuentra sobrevolando los tejados para elegir una casa por la que colarse, solo tiene que ver este espantabrujas para confundirlo con el gorro de otra colega y pensar que ya hay competencia entrando por la chimenea…así que hay que buscarse otra casa para cometer fechorías…

Chaminera de Casa Gabriel (Fuente Sipca)

Los hay también que rematan la chimenea con cántaros y vasijas como estas dos chamineras de la Plaza Mayor del casco antiguo de Boltaña.

Chimeneas en una casa del Casco antiguo de Boltaña. Carlina o flor del sol, símbolo protector del Pirineo.

Estos funcionan de modo similar a los protectores del hogar, que se colocan sobre las puertas como la carlina, la flor del Sol; que colgada sobre las puertas de los edificios del Pirineo Aragonés, realiza también su función de proteger de brujas y de cualquier mal que pueda azotar las casas, bordas o corrales. Se trata de un símbolo con antecedentes paganos. Su forma, que recuerda claramente al sol, está ligada al antiquísimo culto a este astro, ligado a la vida y a la fecundidad. Este es precisamente el arma que la carlina utiliza para protegerse de estos malos espíritus, su esplendor los ciega y los aleja. Además la planta cuenta con un gran número de flósculos o pequeños pelitos y debido a la curiosidad de estos seres, que se pasaban la noche contándolos, llegaban al alba sin haber cometido ninguna maldad… Así que estos espantabrujas, imitando esta mima táctica, se llenaban de monedas que provocaban que las curiosas brujas se pasasen toda la noche contándolas, hasta que les alcanzaba el amanecer, cuando debían retirarse inmediatamente, ya que odiaban el sol, sin haber conseguido entrar en la casa a realizar ninguna fechoría.

Y si te das una vuelta por los cascos antiguos de nuestros pueblos verás que las hay en forma de animales, figuras humanas, seres de apariencia terrorífica, piedras, cruces… un sinfín para todos los gustos, sin duda museos vivientes de nuestras tradiciones y cultura popular. Podéis ver una buena colección de ellos en la web de Huesca La Magia.

Y si con el espantabrujas no era suficiente…entonces, en el fogaril (el hogar de la cocina donde se hacía el fuego) se dejaban las tenazas abiertas en forma de cruz o bien se hacían cruces en las cenizas que quedaban en el hogar después de apagado el fuego, antes de irse a la cama, para espantar a las brujas más osadas que todavía se atreviesen a entrar por la chimenea. Todo un sistema de protección de la casa que se complementaba con multitud de artilugios y estratagemas defensivas de las que iremos hablando más adelante.

Hoy en día los espantabrujas han perdido su función original, pero la tradición afortunadamente los ha traído hasta nuestros días, donde todavía la mayoría de casas de nueva construcción se siguen rematando y embelleciendo con ellos. Aunque si quieres disfrutar de las chimeneas auténticas altoaragonesas, deberás visitar algunos de los pueblos deshabitados que existen en el Pirineo aragonés. Estas no han sido reformadas ni modificadas en muchos años, por lo que guardan el aspecto original y la esencia de cuando fueron construidas y la gente inundaba de vida esos pueblos.

Te dejamos con una de las chimeneas troncocónicas más grandes y bellas de estos lares, la que altiva todavía aguanta en el núcleo de Espierlo, dentro del municipio de Boltaña.

La bella fotografía de detalle de la chaminera, es de Oriol Morgades